Traducción de Google: Nota de Ville Hietanen (Jerome) de ProphecyFilm.com y Against-All-Heresies-And-Errors.blogspot.com: En la actualidad, yo (pero no mi hermano del correo "professionfilm12") he actualizado muchos de mis cree estar más en línea con el Vaticano II y ya no me adhiero a la posición de que el Vaticano II o los protestantes, musulmanes, budistas o varios grupos y pueblos tradicionalistas, etc. o las diversas enseñanzas, santos y adherentes al Vaticano II (y otros canonizados por el Vaticano II) como Santa Madre Teresa o San Papa Juan Pablo II, etc., fue herético o condenado o no católico (o no el Papa) - o que son indignos de este título. También he abrazado las opiniones sexuales sobre el matrimonio del Vaticano II y ya no me adhiero a las interpretaciones estrictas expresadas en este sitio web y en mis otros sitios web. Para leer más de mis puntos de vista, vea estos artículos: Algunas correcciones: Por qué ya no condeno a otros ni los juzgo como malvados que hice antes. Por qué ya no rechazo al Vaticano II y a los sacerdotes católicos tradicionales ni a recibir sacramentos de ellos (sobre el bautismo de deseo, el bautismo de sangre, la planificación familiar natural, Una Cum, etc.) Preguntas y respuestas: ¿La condenación y los tormentos eternos para nuestros hijos y seres queridos es "verdad" y "buena", pero la salvación para todos es "maldad" y una "herejía"?

Calentamiento Global y Cambio Climático: ¿Qué es el? Sus Causas, Sus Consecuencias - Los Hechos

Calentamiento globalEl calentamiento global es un término utilizado para referirse al fenómeno del aumento de la temperatura media global, de la atmósfera terrestre y de los océanos, que posiblemente alcanzó el nivel de calentamiento de la época medieval a mediados del siglo XX, para excederlo a partir de entonces.

La temperatura media de la Tierra viene subiendo desde 1840, en coincidencia con el inicio de la revolución industrial. No obstante, no es fácil establecer con seguridad una relación de causa efecto, ya que la atmósfera ni reacciona rápidamente ni ante un sólo factor.

Desde 1840 ha habido un período más frío (1950-1970), sin llegar a ser tan frío como en los años de la pequeña edad de hielo. Desde entonces el calentamiento ha sido continuo. Pero, ¿cuáles son las causas de este calentamiento? Normalmente se atribuye a la intervención antrópica en el planeta, a su capacidad para transformar el medio, pero ¿por qué no está tan claro como pudiera parecer?

En los años 70, durante el período de frío relativo, la teoría más aceptada era la del enfriamiento global que nos llevaría a una nueva glaciación. La idea era que la contaminación obscurecía el brillo del sol y dificultaba la llegada de la radiación. Estaban en boga, entonces, los modelos del invierno nuclear, que surgieron durante la guerra fría.

Durante los años 80 comenzó a estar claro que había comenzado un periodo más caliente, así que el debate se trasladó hacia el calentamiento global que nos llevaría, en breve, a un planeta invivible en el que hervirían los océanos. Hoy no se exagera tanto.

Pero ¿cuál era la causa del calentamiento global? El Sol, por supuesto. Sin embargo, en los años 80 no estaba "claro," y se comenzaron a dar explicaciones parciales: la deforestación, la contaminación de la atmósfera, el agujero de la capa de ozono, a El Niño, etc. En ocasiones, desde determinados sectores, se afirmaba que cada uno de estos fenómenos eran «capaces» por sí solos de producir el cambio del clima global y de una manera inmediata. Evidentemente, todos ellos contribuyen, en alguna medida, al calentamiento global actual (indudable), pero aún hay que determinar en qué medida y cuál es la inercia de la atmósfera para mostrar su influencia, y la capacidad del planeta para contrarrestar esos fenómenos. Desconocemos ni en qué medida la acción del hombre contribuye al calentamiento global, aunque parece claro que las actividades antrópicas son minúsculos.

¿Qué es el Calentamiento Global?

La noción de calentamiento global permite referirse a dos cuestiones relacionadas: por un lado, se trata de un fenómeno observado en el promedio de la temperatura de las últimas décadas, que sube de manera sostenida; por otra parte, es una teoría que, a partir de distintas proyecciones, sostiene que la temperatura seguirá creciendo en el futuro a causa de la "acción del hombre."

Pese a la popularidad que el tema ha cosechado en los últimos años, es importante realizar algunas distinciones. El calentamiento global suele asociarse al cambio climático, aunque éste último fenómeno (la variación del clima) siempre ha existido y es natural (ver más abajo). De todas formas, en la actualidad suele conocerse erróneamente como cambio climático al producido por la "acción humana," que genera variaciones anómalas.

Por otra parte, el calentamiento global está asociado al efecto invernadero, que es un fenómeno por el cual ciertos gases que componen la atmósfera terrestre retienen parte de la energía emitida por el suelo tras haber sido calentado por la radiación del Sol. El efecto invernadero funciona de la siguiente manera: la radiación solar atraviesa la atmósfera, rebota contra el suelo y debería volver a atravesar la atmósfera; sin embargo, los gases de efecto invernadero (como el dióxido de carbono y el metano) producen una capa de contaminación que impide que los rayos solares vuelvan a salir, produciendo un aumento una ligera de la temperatura en la Tierra. Una vez más, desconocemos ni en qué medida la acción del hombre contribuye al calentamiento global, aunque parece claro que las actividades antrópicas son minúsculos.

Período Cálido Medieval

El período cálido medieval u óptimo climático medieval fue un periodo de clima extraordinariamente caluroso en la región del Atlántico norte, que duró desde el siglo X hasta el siglo XIV. No se ha alcanzado una conclusión definitiva sobre la existencia del mismo fuera de dicha región.

El Óptimo Climático Medieval coincide parcialmente con el máximo en la actividad del Sol (ver variación solar) denominado Máximo Medieval (1100-1250).

Los sucesos climáticos más significativos

Atlántico norte y las regiones norteamericanas

Durante el Óptimo Climático Medieval el cultivo de la uva y la producción de vino crecieron tanto en el norte de Europa como en el sur de Bretaña. Los vikingos se aprovecharon de la desaparición del hielo en los mares para colonizar Groenlandia y otras tierras periféricas del norte canadiense. El Óptimo Climático Medieval fue seguido por la Pequeña Edad de Hielo, un período más frío que duró hasta el siglo XIX, cuando empezó el período actual de calentamiento global.

En la bahía de Chesapeake, Maryland, los investigadores encontraron altas temperaturas durante el Óptimo Climático Medieval (entre 800-1300) y la Pequeña Edad de Hielo (sobre 1400-1850), posiblemente relacionadas con los cambios en la fuerza de la circulación de la termosalina en el Atlántico Norte. Los sedimentos demuestran que el pantano de Piermont el más bajo del Valle de Hudson se muestra seco en este período del Óptimo Climático Medieval de 800-1300 d. C. Las prolongadas sequías afectaron muchas partes del occidente de Estados Unidos y especialmente la parte oriental de California y el occidente de la Great Basin. En Alaska los tres intervalos de tiempo experimentados de calor moderado comparable son: 1-300, 850-1200, y posteriormente 1800 d.C.

La datación mediante radiocarbono en el mar de los Sargazos muestra que la temperatura en la superficie del mar era aproximadamente 1 °C menos que hoy hace aproximadamente 400 años (la Pequeña Edad de Hielo) y hace 1700 años, y aproximadamente 1 °C más caluroso que hoy hace 1000 años (durante el Óptimo Climático Medieval).

Otras regiones

El clima en el este ecuatorial de África ha ido alternándose entre la sequedad de hoy en día, y algo relativamente más húmedo. El clima más seco tuvo lugar durante el Óptimo Climático Medieval (~ 1000-1270) d.C.

Una perforación de hielo al este de Bransfield Basin, en la Península Antártica, identifica claramente los sucesos de la Pequeña Edad de Hielo y el Óptimo Climático Medieval. La perforación muestra un período claramente frío sobre el año 1000–1100, ilustrando el hecho de que durante el "Óptimo Climático Medieval" global había, regionalmente, períodos de calor moderado e incluso de frío.

Los corales tropicales del océano Pacífico sugieren que las condiciones relativamente frías y secas pueden persistir con la configuración del fenómeno de El Niño y de La Niña. Aunque hay una escasez extrema de datos de Australia (sobre el Óptimo Climático Medieval y la Pequeña Edad de Hielo) existe evidencia en los sedimentos del lago Eyre de que durante los siglos noveno y décimo este permaneció lleno aunque con variaciones en su nivel.

La investigación de los sedimentos en el lago Nakatsuna realizada por Adhikari y Kumon en 2001 en el centro de Japón ha verificado la existencia allí del Óptimo Climático Medieval y la Pequeña Edad de Hielo.

Las temperaturas obtenidas a partir del perfil 18O/16O extraído de una estalagmita de una cueva de Nueva Zelanda (40.67°S, 172.43°E) sugieren que el Periodo Medieval Calido ocurrió entre 1050 y 1400, y que fue 0,75 °C más cálido que el Periodo Calido Actual. También se han hallado evidencias del Periodo Medieval Cálido en los anillos de un árbol de unos 1100 años.

Pequeña Edad de Hielo

La Pequeña Edad de Hielo (PEH) fue un período frío que abarcó desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del XIX. Puso fin a una era extraordinariamente calurosa llamada óptimo climático medieval. Hubo tres máximos: sobre 1650, alrededor de 1770 y hacia 1850. Bradley y Jones (1993), Hughes y Díaz (1994) y Crowley y Lowery (2000), describen la PEH como «una época donde el hemisferio norte tuvo un modesto enfriamiento de menos de 1°C». La NASA define el término Pequeña Edad del Hielo como un periodo frío entre 1550 y 1850 con tres periodos especiales de frío: uno comenzando en 1650 (Mínimo de Maunder 1645-1715), otro en 1770 y el último en 1850, separados periodos de pequeños calentamientos, y según Martin y Olcina señalan en España cuatro períodos de sucesos catastróficos (mitad del siglo XV, 1570–1610, 1769–1800 y 1820–1860).

El modelo del clima

En el Atlántico Norte, los sedimentos acumulados muestran aumentos regulares en la cantidad de granos sedimentarios depositados, procedentes de los icebergs que se han fundido en el océano, los cuales indican una serie de periodos fríos (1–2°C) que se repiten cada 1.500 años aproximadamente.

El más reciente de estos periodos helados fue la Pequeña Edad de Hielo. Estos mismos periodos fríos se han descubierto en sedimentos existentes en África, pero los periodos fríos parecen ser más grandes, oscilando entre 3 y 8°C3.

Las causas

Los científicos han identificado dos causas de la Pequeña Edad de Hielo fuera de los sistemas de interacción océano-atmósfera: una actividad solar disminuida y la actividad volcánica aumentada. Otras personas investigan influencias más antiguas, como la variabilidad natural del clima y la influencia humana. Algunos también han especulado que la despoblación de Eurasia durante la peste negra y la disminución resultante en el rendimiento agrícola pudieran haber prolongado la Pequeña Edad de Hielo.

La actividad solar

Durante el periodo 1645–1715, en mitad de la Pequeña Edad de Hielo, la actividad solar reflejada en las manchas solares era sumamente baja, con algunos años en que no había ninguna mancha solar. Este período de baja actividad de la mancha solar es conocido como el Mínimo de Maunder. El eslabón preciso entre la baja actividad de las manchas solares y las frías temperaturas no se ha establecido, pero la coincidencia del Mínimo de Maunder con el periodo más profundo de la Pequeña Edad de Hielo sugiere que hay una conexión. Otros indicadores de la baja actividad solar durante este período son los niveles de carbono-14 y berilio-10.5.

La actividad volcánica

A lo largo de la Pequeña Edad de Hielo, el mundo experimentó también una actividad volcánica elevada. Cuando un volcán entra en erupción, sus cenizas alcanzan la parte alta de la atmósfera y se pueden extender hasta cubrir la tierra entera. Estas nubes de ceniza hacen que no llegue la radiación solar entrante, llevando a una disminución de la temperatura a nivel mundial. Pueden durar hasta dos años después de una erupción. Asimismo, se emitió durante las erupciones azufre en forma de gas SO2. Cuando este gas alcanza la estratosfera, se convierte en partículas de ácido sulfúrico que reflejan los rayos del sol, reduciendo la cantidad de radiación que alcanza la superficie de la tierra. En 1815 la erupción de Tambora en Indonesia cubrió la atmósfera de cenizas; el año siguiente, 1816, fue conocido como el año sin verano, cuando hubo hielo y nieves en junio y julio en Nueva Inglaterra y el norte de Europa.

El fin de la Pequeña Edad de Hielo

Alrededor de 1850, el clima del mundo empezó a calentarse de nuevo y puede decirse que la Pequeña Edad de Hielo se acabó en ese momento.

La Biblia y el Calentamiento Global

Calentamiento GlobalLa relación entre la Biblia y el calentamiento global se centra en la premisa de la cual se apoyan muchos científicos e investigadores, la cual se refiere a que los desastres naturales coinciden con un incremento en la temperatura de la tierra, aunque hay quienes se mantienen escépticos en esta materia.

Sea como sea, lo cierto es que los desastres naturales han estado aumentando, tanto en número como en mortandad, estos últimos años.

Y es aquí donde entra en escena La Biblia. La Biblia nos hace mención a profecías que hablan del fin de los tiempos, en donde aparecerán señales por todo el mundo que nos harán saber que el tiempo de la segunda venida de Cristo ya se acerca. Algunas de estas señales son del tipo “desastres naturales”, de una manera considerable, como nunca antes habían ocurrido en la historia.

El tsunami asiático, los huracanes en Estados Unidos, mortíferas olas de frío y de calor, grandes terremotos, sequías y una larga lista de catástrofes que han ido aumentando en los últimos años, son un claro ejemplo de la masificación de los desastres que se han estado suscitando en diversas partes del planeta.

Desastres naturales como señales antes del fin

La Biblia relata cómo el sol va a calentar de tal manera que muchos hombres serán quemados:

El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.” (Apocalipsis 16:8-9)

Según los científicos de Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR), las olas de calor del siglo XXI serán mucho más intensas, frecuentes y de mayor duración, debido al cambio climático.

En cierta ocasión, Jesús les estaba hablando a sus discípulos acerca del fin del tiempo (“fin del siglo”), a lo cual ellos le preguntaron que señales habrían de haber para cuando el tiempo estuviera cerca. Y Jesús les decía así:

“… vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.” (Mateo 24:5-8)

En este texto podemos ver tres desastres humanitarios causados por un cambio en el sistema planetario: pestes, hambres y terremotos.

Según el contexto, podemos encerrar en el concepto de “pestes” a todo tipo de enfermedades infecciosas que lleguen a alcanzar el nivel de epidemias o pandemias (epidemias a nivel mundial), no sólo considerando a las pestes como propiamente tal.

De este texto bíblico, podemos sacar dos conclusiones:

1) Se profetizó que todavía en el futuro existirían pestes (y todo tipo de enfermedades infecciosas), ¡aún después de 2.000 años de avance médico! El hambre tampoco sería erradicada, ni habría salida a los terremotos.

2) Las enfermedades infecciosas, hambrunas y terremotos se harían mas notables en el tiempo del fin, denotando una clara diferenciación con el normal estado de ellas en aquellos tiempos. Por esta razón dice “habrá pestes, y hambres, y terremotos”, sabiendo de antemano que siempre han existido, sin embargo se hace clara la intención de que aquellos males se van a intensificar para que puedan ser una señal clara del tiempo final.

3) Por cierto, cabe decir que el concepto de “fin del siglo” (Mateo 24:3) se refiere al fin del mundo, pues también habla de su segunda venida, lo cual aún no ha ocurrido hasta ahora. Y cuándo él venga, vendrá “el fin de todas las cosas” (1 Pedro 4:7).

www.TodosCatolicos.com
¡DVDs, Libros y Artículos Gratis!