Traducción de Google: Nota de Ville Hietanen (Jerome) de ProphecyFilm.com y Against-All-Heresies-And-Errors.blogspot.com: En la actualidad, yo (pero no mi hermano del correo "professionfilm12") he actualizado muchos de mis cree estar más en línea con el Vaticano II y ya no me adhiero a la posición de que el Vaticano II o los protestantes, musulmanes, budistas o varios grupos y pueblos tradicionalistas, etc. o las diversas enseñanzas, santos y adherentes al Vaticano II (y otros canonizados por el Vaticano II) como Santa Madre Teresa o San Papa Juan Pablo II, etc., fue herético o condenado o no católico (o no el Papa) - o que son indignos de este título. También he abrazado las opiniones sexuales sobre el matrimonio del Vaticano II y ya no me adhiero a las interpretaciones estrictas expresadas en este sitio web y en mis otros sitios web. Para leer más de mis puntos de vista, vea estos artículos: Algunas correcciones: Por qué ya no condeno a otros ni los juzgo como malvados que hice antes. Por qué ya no rechazo al Vaticano II y a los sacerdotes católicos tradicionales ni a recibir sacramentos de ellos (sobre el bautismo de deseo, el bautismo de sangre, la planificación familiar natural, Una Cum, etc.) Preguntas y respuestas: ¿La condenación y los tormentos eternos para nuestros hijos y seres queridos es "verdad" y "buena", pero la salvación para todos es "maldad" y una "herejía"?

Jesucristo Salvador

Correcciones / Retracciones

¡Oh, dulcísimo Señor Jesús, por vuestro sufrimiento más amargo ten misericordia de nosotros pobres pecadores! ¡Oh, dulcísima Bendita Virgen María, ruega por nosotros pobres pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte!

Correcciones efectuadas por nosotros

Muchos santos han hecho retracciones o correcciones de sus equivocaciones ya que tan solo son humanos y han errado en muchas cosas. Nosotros no somos santos, claro está, ni siquiera estamos cerca de serlo, pero deseamos corregir algunas equivocaciones que hemos cometido durante el tiempo de nuestra conversión. Todos deberían comprender que yo, Markus Elias Talani; y yo, Krystian Manczak; y yo, Ville Veikko Hietanen, fuimos criados protestantes y hemos vivido como paganos durante la mayor parte de nuestras vidas, apilando pecado mortal sobre pecado mortal. Nuestros padres poco nos enseñaron sobre Dios, pero no obstante, nos permitieron pecar mortalmente sin corregirnos y nos sentaban junto con nuestros hermanos delante de una TV, de manera que es fácil ver cuán miserables resultamos ser, aunque esto, claro está, no es excusa para los muchísimos pecados y equivocaciones que hemos cometido. Esta crianza protestante, o más bien una crianza pagana, nos hizo cometer muchos errores aún durante el tiempo en que nos habíamos dado cuenta (o empezábamos a darnos cuenta) que la Iglesia Católica era la única y verdadera Iglesia. Nosotros somos de Suecia y Suecia es uno de los países más ateos y seculares sobre la faz de la tierra, por lo que al principio nuestra conversión a las leyes y reglamentos de la Iglesia Católica fue muy mal hecha por nosotros, debido a la falta de temor de Dios y a la resistencia por parte de la familia y amigos, el mundo y nuestros propios deseos – que buscaron atraernos de vuelta al pecado y al mundo.

Primero, deseamos pedir perdón por los muchos videos que hicimos y que pusimos en YouTube en las primeras etapas de nuestro primer sitio web (http://www.saintbirgitta.com/) hace aproximadamente cuatro años. Hubo un par de problemas graves con esos videos por nuestra falta de aprendizaje sobre la virtud y dogma católicos. Afortunadamente, la mayoría de esos videos han sido removidos desde hace tiempo pero muchos todavía están allí, sobre lo cual no podemos hacer nada. El primer pecado que cometimos fue que permitimos que aparecieran en esos videos mujeres maquilladas impropiamente y vestidas con prendas de vestir y pantalones apretados y lascivos. Algunos hombres también estaban ataviados impropiamente. No tenemos excusa alguna para eso y les pedimos perdón a todos, especialmente a aquellos que fueron ofendidos o tentados. Simplemente no estábamos tan atentos a esos problemas en ese entonces como lo estamos hoy en día, a pesar que este problema obviamente podría suceder nuevamente, especialmente si uno considera que la mayor parte del metraje que usamos fue prestado de otras fuentes, y no era originalmente nuestro. A menos que uno esté extremadamente atento cuando se hacen videos, pueden incluirse escenas malas por pura equivocación. Oramos que no vuelva a suceder.

También hubo algunos problemas que no eran aceptables de acuerdo a las leyes de la Iglesia Católica. Uno de los videos I (Markus Talan) que fue puesto en el sitio contradecía que Jesús había nacido el 25 de diciembre y que esta costumbre de celebrar el nacimiento de Jesús en ese día provenía de una costumbre pagana. Tristemente, los protestantes me engañaron y yo retiro públicamente dichas mentiras abominables.

Otros videos que pusimos hizo parecer que los alienígenas de otro planeta realmente existían y que ahora vivían en ese planeta (Nibiru) y que pronto estarían regresando. No comprendíamos que esto es contrario a la Iglesia Católica. No estamos concientes de la existencia de dogma alguno que proclame que no hay otros seres como son los alienígenas, pero debido a que la Iglesia nunca ha mencionado esto según nuestro saber, es razonable asumir que esto está equivocado. Consideramos que los alienígenas , OVNIS y cosas aplicadas a dichos objetos son engaños de los demonios que se enmascaran como alienígenas para que la humanidad crea que fueron hechos por otra raza de seres en vez de Dios. Estos alienígenas demoníacos han enseñado doctrinas viles, tales como: el infierno no existe, el hombre es dios, y que la Biblia está desactualizada, entre otras cosas. Es casi una religión nueva que está conectada a la nueva era, que vemos desenvolverse delante de nuestros ojos. Satanás parece tener un plan mucho mayor detrás de esto, pero por ahora tan solo podemos especular.

En otro video se mencionó que el Sabat era el día sábado en vez de domingo. Esto, claro está, fue un error ya que Nuestro Señor cambió el Sabat al día de Su Resurrección: domingo.

Otro video que yo (Ville Hietanen) puse hace aproximadamente tres años y medio, hablaba de Nuestra Señora de Fátima y del Milagro del Sol, como si hubiese sido un fraude y un engaño y que el Milagro del Sol realmente fue causado por un OVNI. Esto, claramente es una equivocación y yo, la persona que puse ese video, ahora se mejor las cosas. Este video específico era sobre el tema de OVNIS y que los mismos eran demonios. Este video fue hecho por un protestante. Subí este video en mi canal de YouTube. En ese entonces no tenía conocimiento alguno sobre Fátima, ni sobre el Milagro del Sol, ni siquiera sobre las enseñanzas básicas de la Iglesia Católica ni sobre su historia, de manera que cuando salió en ese video la parte sobre Fátima, no pensé nada especial al respecto. Ahora tengo mejor conocimiento y les pido perdón a todos aquellos que hubiesen sido engañados por esa película o por cualquier otra que yo descuidadamente subí durante los cuatro años recién pasados.

También hemos puesto muchas de las películas protestantes en YouTube (y yo, Ville Hietanen, hasta compartí muchos de los mismos videos erróneos en los sitios que comparten archivos) que enseñan teología protestante o herejías, como es la Salvación únicamente por medio de la Fe, etc. Muchos de nuestros videos también han presentado a la “Iglesia” de Vaticano II y a sus antipapas como papas verdaderos y como la verdadera Iglesia Católica, lo cual estuvo equivocado. También hemos puesto muchos sermones dados por protestantes. A pesar que eran buenos sermones, aún así fueron hechos por herejes, lo cual es una situación que no especificamos ni dejamos claro, indicándole así a otros que pudimos haber estado de acuerdo con ellos o pudimos haber compartido sus creencias. No estamos de acuerdo con el protestantismo ni alentamos a nadie a que escuche su material, porque las personas pueden ser engañadas por lo mismo, ya que son herejes.

También hemos usado música mala en muchos de nuestros videos, toda proveniente de recortes desde hard rock hasta trance psicodélico, debido al hecho que en ese entonces éramos muy mundanos. Pedimos perdón por haber usado música tan impía y profana.

También pudimos haber usado en nuestras películas muchas escenas y fotografías que pudieron no ser reales, las cuales presentamos como reales. El problema es que muchas de las cosas sobre las que hicimos los videos (lo paranormal, lo sobrenatural, espantos, alienígenas, etc.) no pudieron ser confirmadas, de tal manera pudiesen haberse presentado muchos errores.

El número de errores o aún herejías en muchos videos que hemos puesto durante los últimos cuatro o tres años y medio es demasiado numeroso para que los podamos recordar. Muchos de nuestros videos se pueden encontrar todavía en YouTube y en otros sitios que comparten videos, los cuales tienen nuestra página principal (homepage), porque otras personas han tomado nuestros videos y los han puesto también en sus canales. Si tienen cualquier pregunta o comentario sobre cierto video que no está listado acá y que pudiesen haber encontrado, por favor siéntanse libres de escribirnos al respecto a nuestro correo electrónico. Si hemos hecho algo mal, gustosamente les contaremos al respecto.

Ahora deseamos hablar un poco sobre algunas equivocaciones y faltas teológicas que habíamos escrito como textos leíbles en esos videos y que quizá todavía estén circulando. Específicamente, en el pasado y hasta muy recientemente, en el sentido más estricto posible, siempre habíamos condenado las relaciones sexuales (por cualquier otro motivo distinto a la procreación) como mortalmente pecaminosas e ilícitas. Esto era un ‘dogma’ propio nuestro que predicábamos e imponíamos vehementemente sobre los demás. Sin embargo, hemos comenzado gradualmente a aprender que este nuestro punto de vista estaba equivocado. Se les permite a un esposo y una esposa acallar la concupiscencia como un motivo secundario después del primer motivo de la procreación. Esto es un dogma que fue proclamado por el Papa Pío XI. Esto significa apagar la llama de la concupiscencia y no inflamarla de manera alguna. La meta es llevar al cónyuge al Cielo, para glorificar a Dios y santificarse uno mismo, y no principalmente sobre el placer. La gravedad del pecado, cuando se inflama la concupiscencia, depende de los pensamientos y de los actos reales a los cuales consiente una pareja durante el acto del matrimonio. Pero nunca se les permite a un esposo y a una esposa prevenir la concepción de un hijo, de ninguna manera que sea, ya fuera con contraceptivos, con retiro o con el uso de PFN (planificación familiar natural). También habíamos dicho que tener relaciones maritales únicamente por lujuria era un pecado mortal, pero parece ser que puede ser un pecado venial venial. Pero lo que es seguro es que realizar actos más allá de lo que es necesario en el acto marital puede ser un pecado mortal, pero si el acto es natural, aunque sea realizado únicamente por lujuria, parece ser por lo menos una falta o defecto venial, tal como lo afirma la siguiente enseñanza de la Iglesia:

Varios Errores sobre Temas Morales, Condenados en un decreto del Santo Oficio, 4 de marzo, 1679: “EL ACTO DEL MATRIMONIO REALIZADO ÚNICAMENTE POR PLACER ESTÁ COMPLETAMENTE LIBRE DE TODA FALTA Y DEFECTO VENIAL.” (Denz. 1159) –Condenado por el Papa Inocente XI.

Tal como vimos anteriormente, es por lo menos un pecado venial tener relaciones únicamente por motivos lujuriosos. De esto puede aprenderse que una pareja debe de tener una razón para unirse durante el acto marital. Por lo tanto, no puede unirse únicamente por cualquier razón lujuriosa que se le pueda ocurrir a la pareja ya que esto sería (por lo menos) un pecado venial, de acuerdo a las enseñanzas católicas. Los pecados veniales abren el alma a pecados más graves y es por eso que uno siempre debe de cuidarse muchísimo de no caer en pecados. Una pareja puede participar lícitamente en el acto marital (sin pecado ni defecto) únicamente si se efectúa con el propósito primario de tener hijos. El segundo motivo de acallar la concupiscencia puede seguir al motivo primario si lo esposos así lo escogen, pero el motivo secundario no se necesita para completar lícitamente el acto marital de la misma manera que el motivo primario de criar hijos, y tampoco es meritorio aunque sea permitido:

Papa Pío XI, Casti Connubii (# 17), Dic. 31, 1930: “EL FIN PRIMARIO DEL MATRIMONIO ES LA PROCREACIÓN Y LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS... Porque en el matrimonio así como en el uso de los derechos matrimoniales también existen fines secundarios, como es la ayuda mutua, el cultivo del amor mutuo y el acallar la concupiscencia de lo cual los esposos no tienen prohibido tomar en consideración, EN TANTO ESTÉN SUBORDINADOS AL FIN PRIMARIO y en tanto la naturaleza intrínseca del acto sea preservada.”

Debido a que muchas parejas hoy en día y especialmente aquellas que se llaman católicas, inflaman su lujuria a lo máximo antes, durante y después del acto de procreación, tal como les ha enseñado su apóstata Iglesia Vaticano II y los teólogos malvados pervertidos, debemos de condenar esta idea en detalle específico.

Noten las palabras del Papa Pío XI: acallar la concupiscencia”. Aquellos que así comenten actos, que no son necesarios en la procreación de los hijos en el acto matrimonial definitivamente cometen pecado, ya que inflaman su carne de una manera totalmente pecaminosa. Por lo tanto, el inflamar la concupiscencia está condenado como pecaminoso porque subordina el fin secundario (o el propósito) del matrimonio y del acto matrimonial (acallar la concupiscencia) a otros fines.

Subordina el fin secundario del matrimonio a otras cosas, intentando deliberadamente evitar el acto procreativo normal como su primer o único acto del matrimonio a otras cosas, mientras se tienen relaciones maritales. El inflamar la concupiscencia, por lo tanto, invierte el orden establecido por el mismo Dios. Hace todo lo que el Papa Pío XI solemnemente nos enseña que no pude hacerse lícitamente. Y este punto destruye todos los argumentos que son proclamados por aquellos que defienden las formas no naturales, ilícitas y no procreativas de estimulación erótica previa o posterior al acto fuera de una relación normal; porque todos los argumentos que son proclamados por aquellos que defienden el inflamar la carne están enfocados en la concupiscencia y la lujuria dentro del mismo acto matrimonial y en los fines primario y secundario de una relación sexual lícita (la procreación y la educación de los hijos; y el acallar la concupiscencia).

Entonces, lo que estas parejas lujuriosas hacen incrementando su placer durante el acto marital no es solo el acallar de la concupiscencia sobre lo cual habló el Papa Pío XI, sino que es exactamente lo opuesto, ya que ellos primero inflaman su lujuria y concupiscencia antes de apagarla y, por lo tanto, sin duda alguna, están cometiendo un pecado mortal. Porque, si unirse únicamente con motivos lujuriosos normales es por lo menos un pecado venial, de acuerdo a las enseñanzas católicas, ¿qué entonces serían esos actos no naturales e innecesarios que estas personas lujuriosas viven durante el calor de su lujuria vergonzosa?

Varios Errores sobre Temas Morales, Condenados en un decreto del Santo Oficio, 4 de marzo, 1679: “EL ACTO DEL MATRIMONIO EJERCIDO ÚNICAMENTE POR PLACER ESTÁ COMPLETAMENTE LIBRE DE FALTA Y DE DEFECTO VENIAL.” (Denz. 1159) – Condenado por el Papa Inocente XI.

A pesar que un pecado venial no nos separa de Dios tal como lo hace un pecado mortal, un pecado venial puede (si se practica hasta con la intención de perseverar) llevar a una persona al Infierno ya que lo puede llevar a cometer otros pecados y porque a esta persona no le importó detenerse en hacer lo que sabía que era un peligro para su alma, y aún obtenía un gran deleite en hacerlo, a pesar que sabía que ofendía a Dios. Claro está que consentir a pecados veniales deliberados es muy malo. Podemos aprender esta verdad del mismo Jesucristo:

Ya que el pecado más pequeño y codiciado es suficiente para condenar a cualquiera que no se arrepienta fuera del reino del Cielo.” (Jesús hablándole a Santa Brígida, Las Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 32).

Más aún, sabed que así como todos los pecados mortales son muy serios, así también un pecado venial se vuelve mortal si un ser humano se deleita con el mismo con la intención de perseverar.” (Jesús hablándole a Santa Brígida, Las Revelaciones de Santa Brígida, Libro 7, Capítulo 27).

De tal manera, para vivir deliberadamente en faltas y defectos es realmente una puerta de entrada para cometer pecados más graves. Y una demostración aún más clara de esto puede verse en otro capítulo de las revelaciones de Santa Brígida:

El Hijo de Dios le habla a la novia (Santa Brígida): “¿De qué estáis tan preocupada y tan ansiosa? Ella respondió: “Estoy afligida por varios pensamientos inútiles, de los que no me puedo deshacer y el escuchar sobre vuestro terrible juicio me perturba.” El Hijo respondió: “Esto es realmente justo. Anteriormente encontrasteis placer en los deseos mundanos en contra de Mi voluntad, pero ahora se ha permitido que distintos pensamientos vengan a vosotros en contra de vuestra voluntad.

Pero tened un temor prudente de Dios y poned gran confianza en Mí, vuestro Dios, sabiendo con seguridad que cuando vuestra mente no obtiene placer en los pensamientos impuros sino lucha en contra de los mismos, detestándolos, entonces se convierten en una purga y en una corona para el alma. Pero si obtenéis placer en cometer aún el pecado más leve, que sabéis es pecado, y lo hacéis confiando en vuestra propia abstinencia y presumiendo con la gracia, sin hacer penitencia ni reparación por lo mismo, sabed que puede convertirse en pecado mortal. Acordemente, si algún placer de cualquier índole viene a vuestra mente, inmediatamente deberéis pensar a dónde os dirige y arrepentiros...

... Nada aborrece tanto Dios que cuando sabéis que habéis pecado pero no os importa, confiando en vuestras otras acciones meritorias, como si, debido a ellas, Dios toleraría vuestros pecados, como si Él no pudiese ser glorificado sin vosotros, o como si Él dejara que hicierais algo malo con su permiso, viendo todos los actos buenos que habéis hecho ya que, aunque hicieseis cien actos buenos por cada acto malvado, aún así no podríais pagarle a Dios por su bondad y amor. Por lo tanto, mantened un temor racional de Dios y, aunque no podáis prevenir estos pensamientos, por lo menos soportadlos pacientemente y usad vuestra voluntad para luchar en contra de ellos. No seréis condenados por el hecho que entren en vuestra mente, a menos que obtengáis placer en ellos, ya que no está dentro de vuestro poder prevenirlos.

Nuevamente, mantened vuestro temor de Dios para no caer a través del orgullo, aunque no consintáis a los pensamientos. Cualquiera que se mantiene firme lo hace únicamente con el poder de Dios. Así, el temor a Dios es como una puerta de entrada al cielo. Muchos allí son quienes han caído de cabeza a sus muertes porque desecharon el temor a Dios y entonces tuvieron vergüenza para hacer una confesión ante los hombres, a pesar que no habían tenido vergüenza de pecar ante Dios. Por lo tanto, me rehuso a absolver el pecado de una persona que no se ha preocupado tanto como para pedir mi perdón por un pecado pequeño. De esta manera, se incrementan los pecados a través de la práctica habitual. De esta manera, los pecados se incrementan a través de una práctica habitual y un pecado venial que pudiese haber sido perdonado a través de la contrición, se vuelve uno serio a través de la negligencia y desprecio por parte de una persona, tal como podéis deducir del caso de esta alma que ya ha sido condenada.

Después de haber cometido un pecado venial y perdonable, lo aumentó a través de una práctica habitual, confiando en sus otras buenas obras, sin pensar que Yo pudiese tomar en cuenta los pecados menos grandes. Atrapado en una red de placer habitual e inordenada, su alma ni corrigió ni desvió su intención pecaminosa, hasta el momento en que su sentencia estaba a las puertas y se acercaba su momento final . Es por esto que, a medida que se acercó el fin, su conciencia repentinamente estuvo agitada y dolorosamente afligida porque pronto moriría y tenía temor de perder el poco bien temporal que él había amado. Hasta el momento final de un pecador Dios lo espera, viendo si va a dirigir su libre albedrío lejos de su apego al pecado.

Sin embargo, si no es corregida la voluntad del alma entonces esa alma es confinada por un fin sin fin. Lo que sucede es que el demonio, sabiendo que cada persona será juzgada de acuerdo a su conciencia e intención, trabaja poderosamente al final de la vida para distraer el alma y alejarla de la rectitud de intención y Dios permite que esto suceda, ya que el alma rehusó permanecer vigilante cuando lo debería haber hecho...”

(Las Revelaciones de Santa Brígida de Suecia, Libro 3, Capítulo 19).

Entonces, ¿qué es lo que Dios piensa de las parejas que se unen durante el acto en lujuria y concupiscencia pecaminosas y sobre una pareja que trabaja para inflamar la lujuria (en vez de aquietar su lujuria)?

Ellos buscan el calor y la lujuria sexual que perecerá y aman la carne que será comida por los gusanos... Cuando la pareja se va a la cama, mi Espíritu los deja inmediatamente y, en vez se acerca el espíritu de la impureza porque se unen únicamente por lujuria y no para dialogar ni pensar en otra cosa entre ellos. Pero mi misericordia aún está con ellos si se convierten a mí. Debido a mi gran amor, coloco a un alma viviente creada por mi poder en su semilla. A veces permito que los padres malos le den nacimiento a hijos buenos, pero más a menudo, niños malos nacen de padres malos, ya que estos niños imitan los actos malvados y perversos de sus padres lo más que pueden y lo imitarían aún más si mi paciencia se los permitiera. Dicha pareja casada nunca verá mi rostro a menos que se arrepienta. Porque no existe pecado tan fuerte ni tan grave que la paciencia y el arrepentimiento no puedan lavar.

(Las Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 26).

Por lo tanto, una pareja entonces no puede hacer nada antes, durante o después del acto de procreación que esté en contra de los propósitos primario y secundario del matrimonio: engendrar hijos y acallar la concupiscencia. Por lo tanto, contrario a la noción moderna y opinión común (aún en contra de aquellos que se atreven a llamarse católicos), nunca se les permite a un esposo y a una esposa ayudarse con sus manos o hacer otras cosas para incrementar su lujuria, o de esta manera ponerse “listos” antes del acto (como le dicen y es su excusa pecaminosa). Si una pareja realmente cree en Dios debería de rezarle a Dios antes de unirse y Dios escucharía sus oraciones y los haría estar listos sin necesidad adicional por parte de la pareja de inflamar su lujuria de manera pecaminosa. Claro que son aceptables los lubricantes y su manera no pecaminosa de usarlos si existe algún problema para completar el acto marital. Sin embargo, los lubricantes que incrementan el placer sexual y que ahora se elaboran y venden, lógicamente son totalmente inaceptables. Así mismo, si una mujer no puede acallar su concupiscencia antes de completar el acto de procreación, es ilícito que ella (o el esposo) la ayude posteriormente. Si un esposo y esposa realizan actividades ilícitas como son la masturbación o cualquier otro acto innecesario o no-procreativo, cometen un pecado mortal. Las parejas infértiles y las personas con defectos o que ya están entradas en edad, cumplen con el fin primario del matrimonio a través de una relación normal, deseando hijos y no estando en contra de la concepción si ésta llegara a ocurrir. Se les prohíbe al esposo y a la esposa consentir en actos innecesarios no-procreativas, por ejemplo, masturbarse a sí mismos o a su cónyuge durante el acto procreativo, incrementando así su lujuria. Está prohibida la masturbación durante el acto procreativo así como lo es durante cualquier otro momento para cualquier persona. Para evitar caer en pecado mortal, un pareja necesita aprender a rezarle a Dios para aliviar su concupiscencia y su lujuria. Si realmente desea ayuda por parte de Dios, Él le ayudará y removerá la concupiscencia y lujuria. También ayudaría muchísimo ofrecerle a Dios penitencias como ayunar y comer alimentos menos sabrosos para poder llegar a esta meta.

Estas pequeñas penitencias aunadas a la lectura espiritual y a la oración ayudarán a que una pareja represe las inclinaciones pecaminosas en tanto se mantengan fuera de pecados mortal y venial.

Es de gran importancia que un esposo y una esposa no sean influenciados por las enseñanzas demoníacas que están desenfrenadas en el mundo secular y aún entre aquellos que se llaman “católicos” y hasta entre los “católicos tradicionales”. Estas personas le dirán cosas como: “Casi nada es malo en el acto marital en tanto se haya alcanzado el propósito primario en algún momento. Lo que pase antes, durante o después, fue parte del acto y por lo tanto es lícito y permitido.” Esto es claramente falso y ha sido refutado con el Dogma Católico (Papa Pío XI), así como con las enseñanzas católicas que condenan la idea que el acto marital – realizado únicamente por lujuria – estaba sin falta ni defecto (citado abajo). Cualquier que, por lo tanto, escuche o siga las enseñanzas de estas personas demoníacas o esté de acuerdo con ellas, perderá su alma ya que rechaza entonces la ley natural que Dios ha impreso en sus corazones.

Varios Errores sobre Temas Morales, Condenado en un decreto del Santo Oficio, 4 de marzo, 1679: “EL ACTO MARITAL EJERCIDO ÚNICAMENTE POR PLACER ESTÁ COMPLETAMENTE LIBRE DE FALTA Y DEFECTO VENIAL.” (Denz. 1159) – Condenado por el Papa Inocente XI.


También hay un par de incertidumbres que teníamos con los artículos ‘Planificación Familiar Natural (PFN)’ y ‘El Placer Sexual de la Lujuria’ que habíamos puesto en nuestros sitios que ahora deseamos discutir. Una incertidumbre que habíamos escrito en los artículos anteriores fue que un hombre y una mujer no necesariamente necesitan sentir placer físico ni concupiscencia durante el acto procreativo. En otras palabras, indicamos que no se le podría permitir a una pareja sentir concupiscencia ni placer durante el acto marital y que serían entregados al demonio si lo hiciesen (lo cual está completamente errado). Muchos son entregados al demonio antes, durante o después del acto marital, pero esto es únicamente cuando hacen más de lo que es necesario para completar el acto procreativo o si su único propósito es satisfacer su lujuria o si consienten a pensamientos que son pecaminosos. Podemos ver claramente en las Revelaciones de Santa Brígida cómo personas que viven en pecados veniales deliberados son entregadas al demonio:

Jesús hablándole a Santa Brígida: Más aún, sabed que así como todos los pecados mortales son muy serios, así también un pecado venial se vuelve mortal si un ser humano se deleita en él con la intención de perseverar...

...Por lo tanto, sabed ciertamente que tan a menudo como se pintarrajean sus rostros con antimonio y otras coloraciones extrañas [maquillaje], se disminuye en ellos algo de la infusión del Espíritu Santo y el demonio se acerca más a ellos. De hecho, tan a menudo se adornan a sí mismas con vestimentas desordenadas e indecentes y deforman así sus cuerpos, que el adorno de sus almas se disminuye y se incrementa el poder del demonio.”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 7, Capítulo 27).

La mayoría de las parejas que pecan en el acto de matrimonio, sin duda alguna también caen en los pecados de vanidad, vestimenta inmodesta y en el uso de maquillaje que es condenado por Jesucristo en el párrafo anterior, ya que estas personas son realmente amantes de la carne y no de Dios. Sin embargo, en la declaración anterior, claramente podemos ver cómo esas personas que comenten pecados veniales deliberados, de hecho están disminuyendo su amor a Dios y la belleza del alma y que estas personas, de hecho, son entregadas al demonio por sus pecados: “algo de la infusión del Espíritu Santo se disminuye en ellas y el demonio se acerca más a ellas.” Esto es un punto importante para recordar. Porque tan a menudo que una pareja vaya más allá de lo que es lícito o permitido (no pecaminoso) en el acto de procreación, siempre comete pecado (por lo menos venialmente) y así, como una necesidad, se estará acercando más al demonio (a menos que siga el arrepentimiento). Por lo tanto, es de gran importancia que usted aprenda a controlar su lujuria. El arriesgarse a la condenación eterna por un placer momentáneo y deliberado o a un pecado venial o mortal, no vale la pena y es una opción horriblemente mala:

Jesucristo hablándole a Santa Brígida: “Por lo tanto, a él se le abrirán dos agujeros. A través del primero entrarán en él los castigos ganados por su pecado más pequeño hasta su pecado más grande, en vista que cambió a su Creador por su propia lujuria. A través del segundo entrará en él toda clase de dolor y vergüenza y no le llegará consuelo o caridad divina alguna, en vista que se amó a sí mismo en vez de su Creador. Su vida durará para siempre y su castigo durará para siempre, porque todos los santos se han alejado de él.’ Mi novia, ves cuán miserable serán estas personas que me desprecian y cuán grande será el dolor que ellas compraron al precio de tan poco placer!”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 2, Capítulo 9).

De tal manera, entre más placer y gratificación sensual busque derivar una persona del acto sexual, más se incrementará el poder del demonio sobre esta persona y entre más se incrementa el pecado (con la intención de perseverar), también se incrementará el poder del demonio sobre esta persona, hasta que lo que fue un pecado venial y perdonable se vuelve un pecado mortal y condenable. Por lo tanto, si usted ya comprende que vive en pecado venial deliberado en relación al placer sexual, necesita aprender inmediatamente a controlar su lujuria, manteniéndola dentro del rango de lo que es lícito y permitido dentro de un matrimonio y no ir más lejos. Si usted sigue estas cosas que están escritas en este artículo y en los otros aca, estará manteniendo el deber matrimonial dentro del rango de relaciones maritales lícitas.

Por lo tanto, cuando una pareja se une no deberá preocuparse por el placer momentáneo que se deriva del acto, ni debe trabajar para incrementarlo de maneras inusuales, sino en vez deberá enfocar su mente en Dios y amarlo y complacerlo sintiéndose cerca de Él. Consecuentemente, si una pareja desea ser perfecta deberá rezarle a Dios para que los mantenga sin pecar durante el acto y que puedan producir descendencia para honor y gloria de Dios y que Él pueda minimizar la cantidad de placer que sienten durante el acto, para que no se apeguen al mismo. Dios puede otorgarle esta oración a una pareja si así lo desea, pero si no se les concede este don (minimizar el placer o la generación de los hijos), aún así deberían de enfocar su placer y amor hacia Dios y no hacia sí mismos. Dios demanda de nosotros que no lo olvidemos durante el acto de procreación. Las personas usualmente se olvidan de Dios cuando ponen mucha atención sobre sí mismas o sobre su cónyuge, o sobre el placer derivado de distintos actos. Podemos leer los siguientes puntos importantes sobre esto en el libro de Tobías: “Porque aquellos que de tal manera reciben el matrimonio, como para echar a Dios de sí mismos y de sus mentes y entregarse a sí mismos a su lujuria, como el caballo y la mula, que no tienen compresión alguna, sobre ellos tiene poder el demonio.” (Tobías 6:17).

Noten las palabras “de sus mentes”; en la mente (o el corazón) usualmente se encuentran nuestros pensamientos y Dios desea que lo tengamos allí. Lo mejor, entonces, y lo que Dios exige de usted, es pensar en Él y amarlo durante todo el acto de procreación y el esposo y la esposa no deben de avergonzarse de hacerlo. ¿No es mejor Dios o no es más digno de ser deseado o lujuriado que lo será alguna vez su esposo o esposa? Entre más ama una persona a Dios, más deseará esa persona estar cerca de Dios durante todo momento. Una de las grandes equivocaciones que muchas parejas sin duda alguna cometen durante el acto de procreación es que se esfuerzan por estar cerca de su cónyuge en vez de Dios (quien lo sabe todo y lo ve todo), o que prefieren pensar en complacer a su cónyuge más que complacer a Dios (quien los creó y los redimió, sí, y hasta murió por ellos).

Entonces Tobías exhortó a la virgen y le dijo: Sara, levántate y dejad que le oremos a Dios hoy y mañana, y el siguiente día: porque durante estas tres noches estamos unidos a Dios: y cuando se termine la tercera noche, estaremos en nuestro propio connubio. Porque somos los hijos de santos y no debemos unirnos como paganos que no conocen a Dios.” Tobías 8:4-5

Jesús nos habla sobre la necesidad de rezar siempre (Lucas 18:1). Nunca debemos dejar de rezar (1 Th 5:17). Así, las parejas casadas cristianas siempre tendrán relaciones maritales dentro del contexto de la oración. La oración de Tobías antes de las relaciones con su esposa es un ejemplo de esto (Tobías 8:4-8). En oración expresamos nuestra debilidad y el poder de Dios (2 Cor 12:9) para rectificar los problemas pecaminosos en nuestras relaciones maritales.

Rezar el Santo Rosario antes, durante y después de las relaciones es altamente recomendado ya que es la oración más poderosa que le haya sido dada a la humanidad. Es cierto, puede ser difícil rezar durante el acto, por lo menos de manera digna y apropiada, pero los cónyuges deben de hacer lo mejor que pueden para reconocer la presencia de Dios Todopoderoso y Su Madre y amarlos profundamente durante el acto, expresando palabras amorosas a Dios y a Su Santísima Madre, suplicándoles su ayuda para resistir inclinaciones pecaminosas. El esposo y la esposa no deberán avergonzarse por recurrir a la Santísima Virgen y a Nuestro Señor durante sus relaciones. En contraste, ¿qué mejor cosa puede haber para una pareja que siempre tener a Dios y al pensamiento de un Dios amoroso en sus mentes durante todo momento?

Podemos leer los siguientes puntos interesantes en las Revelaciones de Santa Brígida sobre la importancia de amar y pensar en Dios durante el acto de procreación:

La Madre de Dios le habla a Santa Brígida sobre Sus padres: “Cuando un ángel les reveló a ellos que de ellos nacería la Virgen de quien vendría al mundo la salvación del mundo, se hubiesen querido morir antes que unirse en amor carnal; la lujuria estaba muerta en ellos. Os aseguro que cuando sí se unieron fue por el amor divino y por el mensaje del ángel, no por deseo carnal, sino en contra de su voluntad y por un santo amor por Dios. De esta manera, mi carne se formó por su semilla y a través del amor divino.

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 9).

A pesar que no serán librados de sentir lujuria o concupiscencia, como les pasó a Ana y Joaquín, de ninguna manera deberá esto impedir que usted ame y desee a Dios durante el acto de procreación, y deberá ser el propósito primario junto con el amor por los hijos dados a una pareja, en vez de desear o lujuriar por el cónyuge. La mayoría de las parejas, sin embargo, escogen pensar sobre sí mismas o sus cónyuges de manera excesiva y consecuentemente, amarse a sí mismas o a su cónyuge durante el acto de procreación. Ana y Joaquín, sin embargo, claramente escogieron la mejor parte amando y pensando en Dios. Si pensamos en Dios durante el acto, entonces nuestro amor sería dirigido hacia Él, lo cual es la mejor parte. ¡El amor de Dios nunca muere! De manera que claramente es una gran equivocación buscar amor de un objeto de carne que se pudrirá y será comido por los gusanos, ¡en vez de buscarlo de Dios, quien vive y reina por siempre y para siempre! El esposo y la esposa deberán, por tanto, amar el alma de su cónyuge, la propia y la de sus hijos y no sus cuerpos que se pudrirán y serán comidos por los gusanos en la tumba. Este es un consejo para aquellas parejas que desean ser perfectas, como lo fueron Ana y Joaquín.

San Jerónimo: “¿Se imaginan que nosotros aprobáramos cualquier relación sexual excepto para la procreación de hijos? Aquel que es un amante demasiado ardiente de su propia esposa es un adúltero [de su Dios y su esposa].

Como podemos ver arriba, aquel que ama demasiado a su esposa, o en otras palabras, quien ama a su esposa más que a Dios, de hecho es un adúltero de su Dios. Dígame, estimado lector, ¿a quién ama durante el acto, a Dios o a su cónyuge? ¿Alguna vez ha entrado en su mente el pensamiento de Dios o que Él está presente durante la relación sexual? ¿Esta ausencia de la presencia de Dios en su mente también le ha llevado a cometer pecados vergonzosos al inflamar la concupiscencia de maneras ilícitas? Ciertamente, aquellas parejas que no sacan a Dios de sí mismas o sus corazones durante las relaciones, están menos propensas a caer en otros pecados durante el acto. Porque si es a Dios a quien amamos durante las relaciones, es a Él a quien buscamos complacer y no a nosotros mismos o a nuestro cónyuge.

“Aquel que tiene más amor por su padre o madre que por Mí [Jesús] no es suficientemente bueno para Mí: aquel que tiene más amor por el hijo o hija, no es suficientemente bueno para Mí.” (Mateo 10:37)

También es evidente que la descendencia de padres santos y devotos recibirán muchísimas más gracias y beneficios por la santidad de sus padres que, de acuerdo a muchos santos, los padres lujuriosos afectarán a sus hijos, inculcando impulsos pecaminosos sobre el hijo. Todo padre o madre que ama a sus hijos o futuros hijos, deberán hacer lo máximo para vivir en santidad, sabiendo que todo acto que hagan puede tener un efecto sobre sus hijos, para bien o para mal. Únicamente en el infierno comprenderán los malos padres cuánto afectaron sus actos a sus hijos, pero entonces tristemente es demasiado tarde.

“A veces Yo [Jesús] permito que los padres malos tengan hijos buenos, pero con más frecuencia, los niños malos nacen de padres malos, ya que estos niños imitan los actos malvados y perversos de sus padres lo más que pueden y los imitarían aún más si mi paciencia se los permitiera. Dicha pareja casada nunca verá mi rostro a menos que se arrepienta. Porque no existe pecado tan fuerte ni tan grave que la paciencia y el arrepentimiento no puedan lavar.”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 26).

Sin embargo (regresando al punto) claramente al prohibir sentir concupiscencia o placer alguno (ya sea antes, durante o después del acto marital), habíamos puesto límites sobre el acto marital que serían imposibles de cumplir por parte de las parejas. Habíamos aprendido específicamente de las Revelaciones de Santa Brígida (tal como lo leímos en párrafos anteriores) que los padres de la Santísima Virgen María fueron excluidos de la concupiscencia y del placer durante el acto marital (que entonces conllevó a la Santísima Virgen), pero ahora pensamos que este privilegio singular que fue dado a Ana y Joaquín fue por su santidad y porque habían sido escogidos por Dios para que trajeran a la vida a Nuestra Señora, libre de Pecado Original (la Inmaculada Concepción), y que a ningún otro ser humano excepto Ana y Joaquín, le será otorgado este don durante el acto.

La mayoría de las personas deben, por lo tanto, como producto malo de la caída, sentir placer y concupiscencia durante el acto de procreación, lo cual los tentaría a inflamar su lujuria. El inflamar la concupiscencia o lujuria casi siempre comienza como pecado venial y perdonable, pero a menudo termina en pecado mortal. Después de la caída, el esposo y la esposa producen descendencia a través de la concupiscencia y el placer. Pero ciertamente consideramos que una pareja puede minimizar su búsqueda de la concupiscencia o el placer al seguir nuestro consejo dado en los artículos sobre PNF y Placer Sexual y Lujuria.

Para que una persona sea salvada, necesita sobre todo amar a su Dios con toda su mente y con toda su fuerza y con todo su corazón (cf. Lucas 10:27). Si una persona fracasa en hacer esto (en tanto que ama a algo más que a Dios – lo que sea – sin importar cuán pequeño pueda ser), no será salvado. Por lo tanto, es de la mayor importancia que las personas realmente comiencen a hacer todo lo que está en su poder para adquirir y fomentar el amor a Dios en sus corazones, amando profundamente siempre y en todo momento a Dios, y rezándole a Dios para que les brinde ayuda en poder amarlo dignamente. Si una persona puede tener un amor profundo por su esposo o esposa, o por sus hijos, teniendo un deseo constantemente por ellos, así mismo una persona no debería tener consecuentemente problema alguno en fomentar un amor y un ansia mucho mayores por Dios en su corazón, si tan solo así lo desea. Podemos leer las siguientes palabras importantes sobre amar y desear a Dios dentro del contexto del matrimonio en las maravillosas Revelaciones de Santa Brígida de Suecia:

“Por esa razón, Yo [Jesús] deseo dirigirme al matrimonio espiritual, la clase que es apropiada que Dios tenga con un alma casta y un cuerpo casto. Hay siete cosas buenas en el mismo que son opuestas a lo malvado que se menciona arriba [1]: Primero, no hay deseo por la belleza de forma ni belleza corporal ni visiones lujuriosas, sino únicamente la visión de Dios y el amor hacia Él. Segundo, no hay deseo de poseer nada más que lo que se necesita para sobrevivir y únicamente las necesidades sin nada en exceso. Tercero, evitan hablar de cosas vanas y frívolas. Cuarto, no les interesa ver a los amigos o parientes, en vez soy su amor y su deseo. Quinto, ellos desean mantener internamente la humildad en su conciencia y externamente en la forma en que se visten. Sexto, nunca tienen la voluntad de llevar vidas lujuriosas. Séptimo, ellos engendran hijos e hijas para su Dios a través de su buen comportamiento y buen ejemplo por medio de la prédica de palabras espirituales.

Ellos conservan su fe impoluta cuando están afuera de las puertas de mi iglesia en donde me dan su consentimiento y yo les doy el mío. Ellos suben a mi altar cuando disfrutan del deleite espiritual de mi Cuerpo y Sangre en cuyo deleite ellos desean ser un corazón y un cuerpo y una voluntad conmigo, y yo, el verdadero Dios y hombre, poderoso en el cielo y en la tierra, seré el tercero con ellos y llenaré sus corazones. ¡Los cónyuges mundanos comienzan su matrimonio en deseos lujuriosos como bestias salvajes y aún peor que las bestias salvajes! Pero estos cónyuges espirituales comienzan en el amor y temor de Dios y no se molestan en complacer a nadie más que a mí. El espíritu maligno llena e incita a aquellos dentro del matrimonio mundano a la lujuria carnal en donde no hay nada más que un hedor sucio, pero aquellos dentro del matrimonio espiritual son llenados con mi Espíritu y son inflamados con el fuego de mi amor que nunca les fallará.”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 26).

[1] “Pero las personas en esta era se unen en matrimonio por siete razones [malignas]: Primero, por la belleza facial. Segundo por riqueza. Tercero, por el placer despreciable y alegría indecente que obtienen de sus relaciones sexuales impuras. Cuarto, por los festejos con amigos y la glotonería sin control. Quinto, por vanidad en la vestimenta y la comida, en bromear y entretener y juegos y otras vanidades. Sexto, para procrear hijos pero no para criarlos en honor a Dios o buenas obras, sino por riquezas y honor mundanos. Séptimo, se unen por lujuria y son como animales salvajes en sus deseos lujuriosos.”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 26).

Solo las parejas impías, que quieren gratificar su lujuria carnal a lo máximo durante el acto, sin ni siquiera pensar en Dios una sola vez, querrían echar a Dios de sus corazones y sus mentes. Dios siempre está presente para cada acción que haremos siempre. Que este concepto se nos imprima dentro de nuestras mentes.

“Yo soy un Dios en tres Personas y una Divinidad con el Padre y el Espíritu Santo. Así como es imposible para el Padre separarse del Hijo y para el Espíritu Santo separarse de los dos, y así como es imposible que el calor sea separado del fuego, así también es imposible que estos cónyuges espirituales se separen de mí; yo siempre soy el tercero con ellos. Una vez mi cuerpo fue devastado y murió en tormentos, pero nunca más será herido ni morirá. Así mismo, aquellos que son incorporados dentro de mí con una verdadera fe y una perfecta voluntad, nunca morirán alejados de mí; por donde quiera que estén de pie o sentados o caminando, siempre soy como el tercero con ellos.”

(Revelaciones de Santa Brígida, Libro 1, Capítulo 26).

Jesús exige de nosotros que lo amemos aún más de lo que nos amamos a nosotros mismos o a nuestra esposa o a nuestros hijos:

Aquel que tiene más amor por su padre o madre que por mí no es suficientemente bueno para mí; aquel que tiene más amor por hijo o hija que por mí, no es suficientemente bueno para mí.” (Mateo 10:37)

pero solo yo fui su bien y su placer y un deleite perfecto.(Revelaciones de Santa Brígida sobre Adán y Eva antes de la caída – Libro 1, Capítulo 26).

El significado del pasaje anterior no es que una pareja no podría nunca más deleitarse o sentir placer en / por parte de Dios, sino en vez, antes de la caída Dios era el único deleite y placer que el hombre sentía y deseaba. Después de la caída, Dios tuvo que competir con la concupiscencia y lujuria carnal humanas. Dios es un Dios celoso (Éxodo 20:5) y quiere que lo amemos y deseamos por sobre todas las cosas. De tal manera, amar a Dios en todo momento, aún durante las relaciones sexuales es un consejo para aquellas parejas que quieren ser perfectas y para aquellas parejas que ardientemente ansían y desean estar unidas a Dios a través del amor. Consecuentemente, aquellas personas que escogen despreciar y pasar por alto lo que ha sido cubierto acá, entonces buscan no estar unidos a Dios eterno e incorrupto (quien vive y reina por lo siglos de los siglos), sino a un objeto carnal y sin valor (que se pudrirá y será comido por los gusanos en una tumba).

El Demonio de la Lujuria

En Tobías podemos ver claramente que existe un demonio de la lujuria y que este demonio tuvo poder sobre ciertos individuos que se unieron por varias razones durante el acto marital: Entonces el ángel Rafael le dijo a él [Tobías]: Escuchadme, os mostraré quienes son, sobre quienes puede prevalecer el demonio. Porque aquellos que de tal manera reciben el matrimonio, como para sacar a Dios de sí mismos, y de sus mentes y entregarse a su lujuria, como el caballo y la mula, que no tienen comprensión alguna, sobre ellos tiene poder el demonio.”

Las personas que así echan a Dios de sí mismos y de sus corazones y que hacen cosas durante, antes o después del acto marital, que normalmente no harían si realmente creyeran que Dios está presente con ellos, sobre ellos tiene poder el demonio. Si no se controlan la concupiscencia y la lujuria y en algún sentido se pelea en su contra, casi siempre terminan en pecado mortal porque se pierde todo control. “No vayáis detrás de vuestra lujuria, sino alejaos de vuestra propia voluntad.” (Eclcus. 18:30)


Otro error que habíamos escrito fue que las relaciones maritales durante el embarazo eran pecaminosas. Hasta llegamos a indicar que este acto, de hecho, sería un pecado mortal y hasta un pecado en contra de la ley natural (ya que la mujer no puede embarazarse nuevamente). Esto, sin embargo, estaba equivocado porque existe un dogma que dice que una pareja puede lícitamente tener relaciones hasta durante los períodos que se saben son infértiles. Citaremos:

Papa Pío XI, Casti Connubii: “Tampoco se considera que actúan en contra de la naturaleza quienes, en el estado marital, usan su derecho de manera apropiada, a pesar que por razones naturales de tiempo o de ciertos defectos, no puede traerse una nueva vida. Porque en el matrimonio, así como en el uso de los derechos matrimoniales, también hay fines secundarios, como la ayuda mutua, cultivar el amor mutuo y el acallar la concupiscencia lo cual no les está prohibido al esposo y a esposa tomar en cuenta, EN TANTO ESTÉN SUBORDINADOS AL FIN PRIMARIO y en tanto se conserve la naturaleza intrínseca del acto.”

El fin primario del matrimonio es, claro está, la procreación y la educación de hijos:

Papa Pío XI, Casti Connubii (#17), 31 de diciembre, 1930: EL FIN PRIMARIO DEL MATRIMONIO ES LA PROCREACIÓN Y LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.”

Pero Pío XI no enseñó que una pareja podría restringir designadamente el acto matrimonial únicamente a los períodos infértiles para evitar un embarazo, como es en la práctica y mortalmente pecaminosa Planificación Familiar Natural. Cuando se hace un plan deliberado para tener relaciones únicamente durante los período infértiles, mientras se evita tener relaciones durante los períodos que se sabe son fértiles, ocurre el pecado mortal de la contracepción.

La única razón de por qué se permiten las relaciones durante el embarazo es evitar un mal mayor, como es el adulterio (de obra o pensamiento), la masturbación o la violación del cónyuge. Esto es, por lo tanto, algo que no es meritorio, sino algo que se permite debido a la concupiscencia y a la debilidad humanas, y porque muchas personas no pueden vivir castamente sin caer en pecado mortal. Para San Jerónimo, el acto marital no fue algo bueno ni digno de alabanza porque únicamente actúa como una válvula de escape para evitar un mal mayor:

San Jerónimo: “Por lo tanto debe ser malo tocar a una mujer. Si, no obstante, se otorgan indulgencias al acto marital, esto es únicamente para evitar algo peor. Pero ¿qué valor puede reconocerse en un bien que se permite solo en vista de prevenir algo peor?

La principal diferencia entre la Infertilidad Natural debida a la vejez o debida a defectos, en comparación con la infertilidad durante el embarazo, es que en los primeros dos casos, si Dios así lo permite, puede abrir el vientre de la [mujer] infértil por vejez o por defectos, tal como podemos leer que pasó muchas veces en la Biblia. Pero en el tercer caso, cuando una esposa está embarazada, no puede quedar embarazada nuevamente – de acuerdo al orden natural que Dios ha establecido – y esa es realmente la principal diferencia entre los dos. Sin embargo, es un hecho que fue ordenado en el Antiguo Testamento que las parejas se abstuvieran el uno del otro durante el embarazo y durante los ciclos mensuales de la esposa (su período menstrual). San Agustín hasta pensó que esta ley todavía se aplica hoy en día a nosotros. La mejor opinión es, claro está, permanecer casto durante el embarazo de la esposa, ya que no hay probabilidad alguna que ella se embarace nuevamente. Anne Catherine Emmerich dijo los siguientes puntos interesantes sobre las relaciones maritales durante el embarazo:

“Se me explicó acá que la Santísima Virgen fue engendrada por sus padres en santa obediencia y en completa pureza de corazón y que de allí en adelante vivieron juntos en continencia en la mayor devoción a Dios y temor de Dios. Fue al mismo tiempo claramente instruido sobre cómo la santidad de los niños fue inmensamente alentada por la pureza, la castidad y la continencia de sus padres y por su resistencia a todas las tentaciones impuras; y cómo la continencia después de la concepción preserva el fruto del vientre de muchos impulsos pecaminosos. En general, se me dio una abundancia desbordante de conocimiento sobre las raíces de la deformidad y el pecado.”

(Anne Catherine Emmerich, La Vida de la Santísima Virgen María)

Muchas personas lujuriosas no estarán de acuerdo con lo que dijo arriba Anne Catherine Emmerich y hasta pueden ofenderse con ello. Esto es así porque estas personas desean engañarse a sí mismas en pensar que no hay nada malo en la concupiscencia (a pesar que es un hecho conocido que conlleva a incontables almas al Infierno). Es un hecho que las lujurias sexuales y las tentaciones sexuales que urgen a que las personas cometan pecados de la carne, son un producto maligno de la caída. En otras palabras, no estaba originalmente intencionado que sucediera de esta manera, de acuerdo al plan original de Dios para la humanidad, pero terminó así por la trasgresión de Adán y Eva. Si una persona es honesta consigo misma, comprenderá que es cierto. Sin embargo, la mayoría de las personas quieren engañarse a sí mismas y por lo tanto optan por pasar por alto este hecho.

Otra instancia de la verdad en cuanto a que las relaciones maritales durante el embarazo son malas puede encontrarse en las Revelaciones de Santa Brígida, Libro 9 ó apéndice. Santa Brígida le pregunta a un hombre (su marido muerto) que ahora está en el purgatorio, sobre las razones específicas de por qué escapó al infierno eterno. Esta es la tercera razón de por qué escapó al infierno: “La tercera [razón] es que yo obedecí a mi maestro quien me aconsejó abstenerme de la cama de mi esposa cuando yo comprendí que estaba embarazada.”

Así, está totalmente claro que aquellos que tienen relaciones maritales durante el embarazo puede ponen en peligro el bienestar espiritual propio y el de su hijo. Sin embargo, el pasaje anterior no fue una condenación divina de las relaciones durante el embarazo, tal como lo habíamos pensado previamente y sobre lo cual escribimos en nuestro artículo sobre el placer sexual y la lujuria, pero claramente indica que puede haber un peligro espiritual al tener relaciones durante el tiempo del embarazo.

San Agustín hasta va más lejos cuando llama maligna y una enfermedad a la concupiscencia (a pesar que no es maligna en el aspecto generativo). Sí, hasta comparte un punto que hemos pensado que podría ser cierto, específicamente, que el Pecado Original se transmite a través de la Lujuria:

San Agustín: “Por lo cual el demonio considera culpables [pecado original] a los infantes que nacieron, no por el bien por el cual es bueno el matrimonio, sino por lo maligno de la concupiscencia, lo cual ciertamente usa correctamente el matrimonio pero que hasta el matrimonio tiene ocasión de sentir vergüenza.”

(Sobre la Concupiscencia y el Matrimonio, Libro 1, Capítulo 27).

San Agustín: Esta enfermedad de la concupiscencia es a lo que el apóstol se refiere cuando, hablando de los creyentes casados, dice: ‘Esta es la voluntad de Dios, hasta vuestra santificación, que os abstengáis de la fornicación: que cada uno de vosotros deberíais saber cómo poseer este recipiente en la santificación y honor; no en la enfermedad del deseo, aún como los Gentiles que no conocen a Dios.’ (1 Tesalonicenses 4:3-5). El creyente casado, por lo tanto, no solo no debe usar el recipiente de otro hombre, que es lo que hacen aquellos que son lujuriosos por las esposas de los demás; sino debe de saber que hasta su propio recipiente no ha de poseerse en la enfermedad de la concupiscencia carnal.”

(Sobre el Matrimonio y la Concupiscencia, Libro 1, Capítulo 9).

El adulterio, la fornicación y la masturbación son ejemplo de una lujuria mala y condenable. La lujuria es también un mal en el matrimonio y fácilmente se puede convertir en algo condenable si un esposo y una esposa van demasiado lejos (como pasa tristemente con la mayoría de las parejas hoy en día, aún con aquellas que se llaman católicas). Solo porque es lícito realizar el acto del matrimonio para propósitos procreadores en el matrimonio, no hace que la lujuria de los casados por eso sea buena o digna de alabanza. San Agustín explica este punto adicionalmente:

“En vista que, entonces, lo bueno del matrimonio no podría perderse con la adición de este mal [lujuria]... Ya que, por lo tanto, el matrimonio produce algo de bien aún de ese mal, tiene de lo que da la gloria; pero ya que el bien no puede producirse sin el mal, tiene razón en sentir vergüenza. El caso puede ilustrarse con el ejemplo del hombre cojo. Supongamos que él obtiene un buen objeto después de cojear hacia él, entonces, por un lado la obtención en sí no es mala por lo malo de la cojera del hombre; ni, por otro lado, es buena la cojera debido a lo bueno de lo obtenido. Por lo tanto, basados en el mismo principio, no debemos de condenar al matrimonio por lo malo de la lujuria; ni debemos de alabar la lujuria debido a lo bueno del matrimonio.”

(Sobre el Matrimonio y la Concupiscencia, Libro 1, Capítulo 8).

Las tentaciones sexuales durante las relaciones lícitas de procreación también pueden ser causa de pecado ya que puede llevar a que un esposo y una esposa vayan más lejos de lo que es necesario o lícito, ya sea durante, antes o después del acto marital, y esto, claro está, es también un gran mal. Estas tentaciones, como lo hemos visto, no se convierten en algo bueno solo porque una persona está casada, porque todavía está tentado a cometer pecados. Esta es una de las mismísimas razones por las que la lujuria y las tentaciones sexuales son malas, aún dentro del matrimonio, porque todavía son defectos y todavía son ocasiones de pecado y un producto maligno de la caída, un producto del pecado original.

Así, las tentaciones no son algo bueno, sino realmente son “tentaciones impuras” tal como lo describe arriba Anne Catherine Emmerich, y el “mal de la concupiscencia” ó “esta enfermedad de la concupiscencia” tal como lo declaró anteriormente San Agustín. Si una persona comprende estos conceptos y está de acuerdo con ellos (que el comportamiento sensual de una pareja durante el embarazo de su hijo podría afectar a su hijo de manera negativa, infligiendo impulsos pecaminosos sobre el hijo), comprenderá y estará de acuerdo con lo que Anne Catherine Emmerich dijo arriba. Vale la pena citar nuevamente la sabiduría por parte de Anne Catherine Emmerich:

“Se me explicó acá que la Santísima Virgen fue engendrada por sus padres en santa obediencia y en una pureza completa de corazón y que de allí en adelante vivieron juntos en continencia dentro de la mayor devoción y temor de Dios. Fue al mismo tiempo claramente instruido sobre cómo la santidad de los niños fue inmensamente alentada por la pureza, la castidad y la continencia de sus padres y por su resistencia a todas las tentaciones impuras; y cómo la continencia después de la concepción preserva el fruto del vientre de muchos impulsos pecaminosos. En general, se me dio una abundancia desbordante de conocimiento sobre las raíces de la deformidad y pecado.”

(La Vida de la Santísima Virgen María)

La sensualidad que será así incitada durante el embarazo es un gran mal que estará afectando tanto al esposo como a la esposa y a su futuro hijo. Las relaciones durante el embarazo también pueden ser peligrosas para el hijo y podría llevar a un nacimiento prematuro. De tal manera, de cualquier manera que se vea, la mejor opinión es practicar la abstinencia. Y si una persona dice que no puede hacer esto, entonces ¿cómo lo manejará cuando cualquiera de los cónyuges muera?

Si los cónyuges desean fomentar la virtud y si existe un consentimiento mutuo de abstenerse de las relaciones maritales, entonces tanto el esposo como la esposa pueden separarse cualquier cantidad de tiempo que decidan para poder cultivar la virtud y la perfección evangélica. Rezamos y suplicamos que todos puedan considerar hacer esto de vez en cuando. Tomando en consideración todos estos hechos, la cosa más prudente es, obviamente, permanecer casto durante toda la duración del embarazo para poder fomentar la virtud en sí mismo y en su futuro hijo.


Otra falta que hemos cometido es que hemos tenido vídeos que promovían al Monasterio de la Sagrada Familia y su página en el sitio web, y tuvimos sus links en varios lugares en nuestros sitios, sin decirle a las personas que no estábamos de acuerdo con ellos en todo y sin hacérselo saber a los demás lo que ellos (MHFM) consideraban que era malo, indicando así a los demás que pudimos haber estado de acuerdo con ellos o que compartíamos sus creencias. Peter y Michael Dimond son, tristemente, herejes por sostener obstinadamente la posición que una persona es perfectamente libre de ir a un sacerdote hereje (quien ellos saben que es un sacerdote hereje que crucificó a nuestro Señor) ¡para recibir los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión! Hemos tratado de corregirlos en este asunto. Hasta escribimos un artículo completo refutando su falsa posición, pero no han cambiado su postura ni tratado de defenderse, ni siquiera responder a alguno de nuestros argumentos.

También pensábamos anteriormente (y enseñamos esta opinión a los demás) que una mujer necesitaba cubrir su cabello en todo momento, pero ahora comprendemos que esto era únicamente un mandamiento para cuando estuvieran en la Iglesia. También comprendemos que Dios desea que las mujeres se cubran su cabello en todo momento pero esto no es un mandamiento absoluto que todas tengan que seguir bajo pena de pecado mortal, como erróneamente pensábamos anteriormente.

Desde hace aproximadamente cinco años, hasta por lo menos tres años (cuando definitivamente comprendimos que era falso y retiramos públicamente esta herejía abominable), tuvimos algunas tendencias gnósticas sobre la teología gnóstica. También hemos enseñado estas herejías gnósticas a otras personas. Ligado a estas herejías gnósticas estaba nuestra crítica del Antiguo Testamento. Criticamos todos los libros del Antiguo Testamento, así como al Dios del Antiguo Testamento y dijimos que los libros del Antiguo Testamento eran falsos e inspirados por el demonio. Hasta, en cierto momento, llamamos Satanás al Dios del Antiguo Testamento y que Satanás había creado este mundo. Esto sucedió tristemente porque interpretamos la Santa Biblia según nuestra manera protestante orgullosa. Tan solo podemos pedir perdón por haber estado engañados y por haber sido engañadores. Este es otro ejemplo de por qué no se les debería permitir a las personas leer la Biblia a menos que sea una Biblia Católica traducida correctamente (como es Douay-Rheims Catholic Bible) que incluye comentarios católicos que explican todos los pasajes de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia Católica y que, de lo contrario, las personas interpretarían mal. Hay que tener cuidado de las Biblias modernistas de la “Iglesia” de Vaticano II que incluyen comentarios, ya que muchos de ellos pueden contener enseñanzas herejes o erróneas.

También fomentamos hace aproximadamente 2.5 años y durante cierto tiempo al Antipapa Juan Pablo II como un verdadero “Papa” en nuestra página principal. Escribimos que había proclamado a Santa Brígida como Santa patrona de Europa. En ese momento no estábamos completamente conscientes de la actual apostasía de Vaticano II de los últimos 5 “Papas” (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI). Debido a que son / eran Antipapas, todo lo que hagan no es obligatorio (válido) y, por lo tanto, no tiene autoridad alguna. Si usted no conoce las verdaderas herejías de Vaticano II o de los Antipapas, favor de observar los vídeos que los exponen. Solamente un mentiroso puede ver estas películas y aún declarar que son / fueron verdaderos papas: http://www.todoscatolicos.com/vaticano-ii/

También dijimos en nuestro vídeo más reciente sobre el Infierno en nuestra página principal, que aquellos ‘que no leían diariamente la palabra de Dios’ se irían al Infierno. Esto, claro está, es cierto en tanto que aquellos que rehusan buscar a Dios durante sus vidas se quemarán en la próxima vida. Pero no deberá entenderse en un sentido absoluto, así como dice la Biblia que todos han pecado y, sin embargo, sabemos que Nuestro Señor y Nuestra Madre nunca pecaron. El contexto era sobre las personas obstinadas que rehusaban leer la palabra de Dios, u otras escrituras santas de los Santos y aquellas personas que leen muy de vez en cuando, y que de lo contrario eran muy tibias en el servicio de Dios y en buscarlo durante sus vidas. Esperamos que nadie lo haya malentendido.

Habiendo dicho eso, este artículo será nuevamente actualizado si notamos cualquier otra falta que pudimos haber enseñado. Y si estamos equivocados en algo, favor de no vacilar en comunicarse con nosotros al respecto. Gustosamente cambiaremos y lo presentaremos a las enseñanzas y a la autoridad de nuestra Santa Madre Iglesia, cuando estuviésemos en contradicción con Ella. Porque errar es humano, pero continuar errando después de la corrección es demoníaco.

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