
PALIZAS FANTASMAS
Todo empezó hará unos 10 años en Talavera de la Reina. Reyes (que así se llama la chica a la que sucedió) tenía pesadillas por la noche, decía que veía a un viejo que la miraba y le hacía cosas. Se despertaba sobresaltada y muy asustada, hasta que una noche, al despertar encontró que ese viejo estaba en su habitación con ella, se acercó a ella y la pegó una bofetada.
A la mañana siguiente nadie creía la historia hasta que le veían la cara donde tenía la marca de haber sufrido dicha bofetada. Asustada, empezó a dormir con su madre y la despertaba a media noche cuando el viejo venía. La madre no veía a ningún viejo, lo que sí veía era el pelo de Reyes levantándose y los golpes en la cara que le propinaba.
Por la mañana describió al viejo con la atenta mirada de sus padres y algunos vecinos y familiares que, asustados, acudieron a su casa para ver qué le pasaba. Y la descripción fue exacta a la de su bisabuelo, fallecido el día del nacimiento de ella hacía ya 15 años.
Fueron a la iglesia y nadie les quiso ayudar, pero un sacerdote les recomendó a una persona cerca de Talavera que hacía exorcismos. Al llegar a la casa y arrojar el agua bendita por el espejo de la habitacion de Reyes, quedó una mano grabada en el espejo.
Esa mano continuó grabada en el espejo durante un tiempo.
El viejo no se había vuelto a aparecer nunca más, hasta que un día, el día del 16 cumpleaños de Reyes, ella, al terminar de celebrarlo con sus amigos, uno de ellos la acercó en moto a su casa, con la mala suerte de sufrir un accidente con ella. A él no le pasó nada pero a Reyes le quedó la pierna atrapada debajo de la moto.
Ese día, el 16 cumpleaños de Reyes y el 16 aniversario de la muerte de su bisabuelo, ella perdió la pierna, y la mano desapareció del espejo.
Sé que este hecho es real, porque yo aquella noche conducía la moto.
EXPERIENCIAS
1º- Lo primero que te voy a contar me ocurrió siendo yo pequeña, tendría unos 2 años y poco, pero me acuerdo perfectamente. Yo tenía un gato que era lo que más quería en el mundo. A veces, cuando empezaba a dormirme, o a primeras horas de la mañana (mientras mis padres dormían) una voz me despertaba: "Sorriiiasss, le voy a dejar las patitas rotasss"; esta extraña frase, que no le encuentro (enteramente) sentido ya que sorrias no tengo ni idea de lo que puede ser, o a lo mejor al ser tan pequeña no me decía eso exactamente, si no que me decía algo parecido, pero lo de 'le voy a dejar las patitas rotas' sí lo entendí perfectamente, y se refería a mi gato. Era una voz divertida que se reía de mí haciéndome la vida imposible, porque mis padres me decían que sería algo imaginario y yo sabía que no lo era... ocurría de cuando en cuando, pero justo cuando pensaba que no volvería a pasar, pasaba.
Fue cuando nos mudamos de casa. La primera noche que pasé, volví a oir la voz. A la mañana siguiente pasó que mis padres decidieron que no podían hacerse cargo del gato. Yo me puse muy triste porque me dijeron que se había escapado, (en realidad se lo regalaron a un amigo) y no volví a ver a mi gato, con lo que yo le quería. Me enfadé mucho con mis padres y con la "voz" porque al final se había salido con la suya, me había dejado sin mi gato. No la volví a oir más. De eso hace ya 12 años.
2º- El abuelo de mi madre era muy bueno, me tenía mucho cariño, y le gustaba mucho contarme cuentos. Siempre que le veía, (cosa no muy habitual, ya que él vivía a 5 horas de donde yo vivo) me decía "hija mía, báilame unas sevillanas, que te doy cinco duros". Cuando murió, me puse muy triste. Yo era pequeña, claro, y no lo veía mucho, pero le tenía cariño.Y no lo pude despedir... eso me hacía sentir mal.
Curiosamente, esa noche soñé con él, cuando le bailaba las sevillanas, etc. Pienso que fue una forma de despedirse de mí, porque me desperté con la conciencia tranquila.
3º- Mi madre de pequeña vivía en un pueblo perdido, de esos pequeños donde todo el mundo se conoce, donde casi todos son familia. Un día, mi madre iba a ver a sus abuelos, tenía que pasar por un callejuela bastante solitaria, y entonces, lo vió. Era un hombre mayor tapado de pies a cabeza, muy extraño ya que la llegada de un forastero en un pueblo pequeño se sabe pronto. Pero nadie había comentado nada. Mi madre pasó un poco asustada, pero como parecía anciano no se preocupó mucho. Cuando empezó a asustarse fue cuando el hombre empezó a correr detrás suyo en el aire, y a llamarla ¡por su nombre!. No lo volvió a ver más, ni mi madre ni nadie de su pueblo.